lunes, 14 de noviembre de 2011

VIVIR EN PLENITUD.

 

 

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VIVIR EN PLENITUD
Nosotros sentimos que alcanzamos la felicidad o que nos sentimos felices cuando logramos alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto y cuando logramos solucionar los distintos desafíos a los cuales nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana.
Cuando no logramos alcanzar esto nos sentimos frustrados y nos lleva a la pérdida de la felicidad.
Cuando nos sentimos autorrealizados y plenos somos mas estables y serenos, ya que logramos un equilibrio entre las cargas que acumulamos desde las emociones y desde la razón.
También podemos sentir que la felicidad está relacionada con los bienes materiales y con el dinero.
Es que el dinero es el medio necesario para la satisfacción de las necesidades materiales y humanas,una vez que éstas están satisfechas, tendemos a buscar otras cosas que nos proporcionen mayor felicidad.
Sin embargo porqué no asociar la felicidad con el estado del alma y una consciencia espiritual donde nos podamos sentir en paz.
Este estado lo podemos alcanzar en nuestra relación íntima con Dios y con nuestros vínculos afectivos.
Cuando logramos alcanzar nuestros sueños y metas, logramos un estado de ánimo positivo nos sentimos felices.
Otro asunto importante es el de la diferencia entre la felicidad y la alegría.
Si bien los do
s estados son buenos y muy parecidos, podemos decir que, entre otras similitudes, ambos se refieren a sensaciones agradables y subjetivas,no pueden ser considerados sinónimos.
La alegría es una emoción frecuente cuando estamos felices. La alegría es una emoción, mientras que la felicidad es un estado, por lo tanto, la alegría es pasajera y ocupa un tiempo muy breve, mientras que la felicidad es una forma de vida, de ver la vida de manera optimista y estar conforme con nosotros mismos, y puede mantenerse aún cuando no todo sucede como queremos o pasamos por situaciones desagradables.
El secreto para que logremos la felicidad es dando de lo que queremos alcanzar.
La manera más fácil de obtener lo que quieres es ayudando a otros a obtener lo que quieren.
Este principio del dar opera para to
do ser, corporaciones, sociedades y naciones.
Cuando aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos la danza del universo con movimientos exquisitos, energéticos y vitales que constituyen el eterno palpitar de la vida.
Si quieres amor, aprende a amar a los demás, si queremos felicidad, da felicidad a otros, si quieres atención y aprecio, aprende a dar atención y aprecio; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener abundancia.
Toma la decisión de dar a dondequiera que vayas, a quien sea que visites o veas.
Siempre y cuando estés dando, estarás recibiendo.
Entre más das, adquirirás más confianza en los efectos milagrosos de esta ley.
La mejor manera de poner en operación la Ley del Dar y poner todo el proceso en circulación es tomar la decisión de que en cualquier momento que entres en contacto con otra persona le darás algo.
Al recibir más, tu habilidad de dar más también aumentará .
Si quieremos ser bendecido con todas las cosas buenas en la vida, tenemos que aprender a bendecir silenciosamente a todos con las cosas buenas en la vida.
Hasta pensar en dar, pensar en bendecir, o una simple oración tiene el poder de influir a los demás. El pensamiento tiene el poder de transformación.
No tiene que ser algo material, puede ser una flor, un cumplido o una oración, de hecho, las formas más poderosas de dar no son materiales.
Los regalos de cuidados, atención, afecto, aprecio y amor son algunos de los regalos más preciosos que puedes dar, y no cuestan nada.
Cuando conoces a alguien, puedes silenciosamente enviarle una bendición, deseándole felicidad, alegría y dicha.
Esta manera de dar silenciosamente es muy poderosa.
A lo mejor nos podríamos plantear que como podemor dar de aquello que no tenemos suficiente para nosotros mismos.
Lo que cuenta es la intención de dar, el espíritu con el cual damos, eso es lo que hace la diferencia
 

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