jueves, 25 de abril de 2013

Excusas,,el temor..otros..


Las excusas más utilizadas para no cambiar
19 MARZO 2013 • MAITE NICUESA •
  
Las personas somos expertas en darnos excusas a nosotras mismas para no hacer el esfuerzo que supone el cambio. El cambio forma parte de la vida y cambiar es la única forma de poder evolucionar y crecer como persona. ¿Cuáles son las excusas más utilizadas en este ámbito? • No es fácil
En los cursos de inteligencia emocional existe una frase que el profesor escucha de una forma recurrente en algunos alumnos: “No es fácil”. Y es verdad que los cambios humanos no son fáciles pero eso no significa que sea imposible llevarlos a cabo. Cuando alguien dice “no es fácil” en realidad se está dando el permiso a sí mismo de no hacer absolutamente nada por cambiar en base a la dificultad que supone.
Recuerda que el esfuerzo y la constancia en la vida te llevarán lejos.
• No puedo
La expresión “no puedo” es una barrera mental limitante que está en el inicio del fracaso de muchas personas que antes de haber dado un paso se bloquean a sí mismas poniendo en cuestión su propia capacidad para llevar a cabo un proyecto. La expresión “no puedo” hunde sus raíces en el miedo que es experto en matar los sueños más importantes del corazón humano. A partir de ahora aprende a decirte a ti mismo “sí puedo”. Porque al final, aquello que crees de ti mismo se termina haciendo realidad.
• Para ti es muy fácil decirlo
En el ámbito emocional, existen personas que cuando reciben un consejo por parte de otro, olvidan que todas las personas son muy similares y dicha semejanza funda la empatía. Existen personas que se escudan en el mensaje negativo de “para ti es muy fácil decirlo” como si ellas fuesen una excepción a la norma en todo.
• Tengo miedo
El miedo es humano pero solo se supera a través de la acción. Quien se encierra en dicho temor no rompe las cadenas de su libertad interior.
 La educación que tradicionalmente hemos recibido las mujeres nos ha determinado a estar pendientes de los demás, a prestar atención a los estados afectivos de quienes nos rodean. 
Nos han instruido para dar más importancia a la comunicación que a la acción, para valorar los sentimientos y tener en cuenta cada detalle.
 
Esto nos ha traído más de un problema, como la lacra de tener que agradar continuamente al prójimo, pero también nos ha servido para, inconscientemente, captar y procesar los mil y un detalles que aporta el lenguaje corporal. “Los mensajes no verbales son más reveladores 
porque son menos controlables a nivel consciente”. Y es que este ‘idioma’ recoge, según los expertos, el 70% de la información total, pues en él reside la mayor carga informativa sobre las emociones y los sentimientos personales.  

Así se explica, en parte, la habilidad natural que se nos atribuye a las mujeres de descubrir los secretos más ocultos de alguien, de adivinar lo que realmente le pasa al que tenemos en frente; en definitiva, de evaluar la emoción y así ‘intuir’ lo que le sucede al otro.
Nostalgia de ida y vuelta
Por Aida Blanco

Imagen by Marc van der Aa
  
|www.vidapositiva.com
Cualquier tiempo pasado fue mejor dicen nuestros mayores… No hay pan como el de antes, ni lechugas, ni patatas, la gente antiguamente era más respetuosa, con más valores, más centrados…., y tantos otros aullidos referidos a esa imagen idealizada de un pasado lleno de luces. (Cuánto tenemos que agradecerle al olvido…)
Se define el término nostalgia como un sentimiento casi siempre acompañado de tristeza o pena que se produce cuando el individuo recuerda alguna cosa, persona, situación o estado que ya no está presente y no volverá a suceder.
Recordar, añorar, tener morriña… son propiedad de aquellos quienes viven instalados en el pasado, independientemente que ese pasado tenga poco o mucho que ver con la realidad. Afortunadamente nuestro cerebro se ocupa de hacer una re-edición de los hechos que normalmente positiviza lo acontecido.
Largos silencios, miradas perdidas, hondos suspiros, ojos diamantados… Al cabo de unos años de viaje los hay que se apean de la ruta hacia ninguna parte y alimentan su alma de recuerdos. Sienten desgana de un mundo en el que ya no les apetece jugar, ha cambiado el escenario, han cambiado los jugadores, su mundo ya no es suyo. Es entonces cuando envejecen, cuando prefieren recordar a hacer, ya tengan 40, 60 u 80 años. Creen que nada de lo que vendrá podrá igualarse a lo que vino y esa certeza es a la vez su mayor condena. Tener ratitos de nostalgia es bonito, tener futuro también, pero el presente es lo único que verdaderamente existe.
Recuerdo un precioso diálogo de la película Princesas:
- Tener nostalgia no es malo, eso es que te han pasado cosas buenas. Yo no tengo nostalgia de nada, porque nunca me ha pasado nada tan bueno como para echarlo de menos. ¿Se puede tener nostalgia de algo que nunca ha sucedido?
¿Qué opinas? ¿Se puede sentir nostalgia futura?
Si es así yo siento nostalgia de vivir en una sociedad regida por lo ESENCIAL, y digo una sociedad y no un mundo porque las otras especies ya se rigen por esa ley. Parece que los homo “sapiens” nos distraemos de los valores más básicos por no saber utilizar nuestras habilidades para el bien común, tan fundamental para el bienestar personal.

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