martes, 2 de agosto de 2016

MEMORIAS FAMILIARES

MEMORIAS FAMILIARES
Llevamos con nosotros memorias de nuestros antepasados, y en ocasiones buscamos resarcir viejos errores o hacer lo que no pudieron nuestros parientes muertos y en nuestros intentos, terminamos haciéndolo igual o peor que ellos.
También podemos querer buscar venganza por hechos que no tenemos del todo claro, al querer vengar la memoria de una persona que amamos, caemos sin darnos cuenta en una trampa que nos termina dividiendo y haciendo que vivamos una vida que no es la nuestra.
Empezamos una guerra constante para reparar lo que consideramos injusto y empezamos a juzgar, saliéndose así de nuestro presente. Y olvidándonos de nosotros mismos y lo que es peor… es que la mayoría de las veces, hacemos todo esto de manera inconsciente.
Cada quién es dueño de su propia vida, al igual que nuestros antepasados tuvieron su propia vida y la vivieron como quisieron, con sus aciertos y desaciertos. Era su responsabilidad, así como la nuestra es sólo nuestra.
La consideremos buena o no, justa o injusta, triste o feliz, no deja de ser una historia interpretada a través de nuestro propio prisma y entendida desde la edad que teníamos cuando sucedió. O desde lo no contado...que suele ser peor, aquellos secretos de los que se prohíbe hablar (abortos, hijos de infidelidades, etc.)
Dejemos de depender de aquellos a los que amamos, admiramos, o simplemente consideramos que les debemos algo. Soltemos todo deseo de regresar a ellos todo lo que hicieron por nosotros o bien compensar lo que no tuvieron, porque de esta manera nos llenamos con responsabilidades que no nos corresponden y que a la larga representan un ancla que nos impide, lanzarnos al mar de la vida a recorrer nuestros propios viajes existenciales.

No puedo pretender reparar el hecho de que mis padres no tuvieran dinero comprando todo aquello que ellos no pudieron comprar. Es un error, un cuento que nos contamos para hacernos creer que somos buenos hijos, pero los padres muertos no esperan eso de nosotros, ni siquiera los vivos… los padres quieren que todo hijo sea feliz y siga sus propios sueños. El que yo quiera lograr lo que ellos no pudieron no va a hacerlos más felices en el más allá y puedo perder mi propia vida en el intento.

Muchos de nuestros ancestros muertos se aparecen en nuestros sueños, para que sanemos nuestras propias heridas y no la de ellos.
Algunos se creen obligados a cargar con memorias familiares. Cargan inútilmente con otras memorias impidiéndose a sí mismos llevar a cabo aquello por lo que han venido, o de encargarse de su propia familia...en oportunidades nos evadimos inclusive de educar a nuestros hijos a atender a nuestra pareja...porque estamos totalmente ocupados resolviendo los conflictos de nuestros padres.
Dejemos de cargar con memorias que no nos pertenecen y actuemos por amor, tanto a nosotros mismos como a nuestros antepasados. Y la única manera de hacerlo es darle su lugar en nuestra vida...pero seguir adelante construyendo nuestro propio destino...sin rechazar el de ellos, sino por el contrario respetándolo.
Es una dinámica de la vida que nos exige liberarnos y darle a cada uno lo que le corresponde, ya sea en un plano físico, intelectual, psicológico o espiritual.
Para eso tenemos que comprender la historia de nuestros antepasados, especialmente la de nuestros padres para no seguir cargando su peso y dejar de actuar en función de sus historias de vida.
Entendiendo el sufrimiento de nuestros antepasados estaremos preparados para entender el nuestro y el de los demás.
Nuestro deber no es dejar zonas oscuras o secretos que traigan una sombra sobre nosotros o nuestros descendientes. Es necesario conocer la historia de ellos, su infancia, sus padres, sus historias relevantes.
Pensamos que nuestros padres siempre han sido adultos, porque así es como les conocemos, esto nos hace olvidarnos de sus heridas, de las cuales nosotros transportamos inconscientemente algunos residuos.
También es necesario saber la historia de nuestro pueblo, nuestras raíces culturales, analizar cuáles fueron las circunstancias que marcaron la vida de nuestros familiares, de esta manera podemos darnos una visión mucho más amplia de las experiencias de vida por la que tuvieron que pasar. Existen familias estigmatizadas por antepasados que supuestamente han cometido faltas terribles.
Por ejemplo, existen casos en donde una mujer a una edad muy joven dio a un hijo en adopción y luego más adelante se casó y tuvo 5 hijos de los cuales ninguno podía tener hijos. Sólo cuando sale a la luz ese asunto… los hijos podrán tener descendencia...porque se soltará la culpa.
Todos tenemos la capacidad de curar las heridas que existen en nuestro árbol familiar, pero eso implica quererlo, lo que significa iniciar un camino de profundo trabajo interno y saber que se ha de convertir en una práctica cotidiana, vivida a través de nuestra propia vida.
Sin nosotros mismos como protagonistas de nuestra propia vida, por muchas ayudas exteriores que tengamos no sucederá nada y seguiremos engañándonos creyendo que tal técnica o tal terapeuta nos van a ayudar a encontrar un alivio definitivo.
La idea es ser consciente de lo que pasó anteriormente, respetando y sin juicio alguno...también sin culpa. Con la valentía necesaria para atrevernos a construir nuestra propia historia...siendo consciente de lo que se ha vivido anteriormente por los antepasado, sin rechazarlo y sin sentirse responsable de lo acontecido. Tomando fuerza y aprendizaje de ello, para ganar fortaleza interna… para estar más presente.

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