miércoles, 17 de septiembre de 2014

En un futuro no muy lejano...guerra por el agua

En un futuro no muy lejano ... guerra por el agua

Las reservas de agua procedentes de la nieve de las montañas se reducirán significativamente en los próximos años, lo que afectará a miles de millones de personas.  

En los últimos años, las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte del planeta y se especula que en los próximos tiempos, unas pocas empresas privadas poseerán el control monopólico de casi el 75% de este recurso vital para la vida en el planeta.

Los gobiernos de todo el orbe-incluidos los de países desarrollados- están desviando su responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de las empresas.

Según ellos, para mejorar la provisión del servicio. El embotellamiento del agua aunque cueste creerlo, es un negocio que supera en ganancias a la industria farmacéutica.
El Agua

En los finales del siglo pasado el mundo entró en una nueva fase de confrontación que denominamos la Nueva Guerra por los recursos naturales.

Ya no sólo es el carácter político-militar, no se confronta a un enemigo en particular, sino que busca apropiarse de los recursos estratégicos y necesarios para el desarrollo y expansión del capitalismo.

Guerras por el petróleo, guerras por el agua, guerras por tierras, guerras atmosféricas, esta es la verdadera cara de la globalización económica.

Su orientación está en confrontar todo aquello que se opone o resiste a la privatización, a la usurpación de recursos naturales, que supera los límites de la sostenibilidad y la justicia, lo cual le da el distintivo de guerra privatizadora o expropiadora.

Según un estudio se prevé que las reservas de nieve se alteren significativamente en los próximos años, lo que afectará a la disponibilidad de agua de miles de millones de personas, además de producir más inundaciones en la época no seca. 

El estudio analiza el efecto del cambio climático sobre la acumulación de hielo y nieve y su deshielo a lo largo del siglo 21 en el oste de EEUU, la Europa alpina, Asía central, el Himalaya y el Tibet.

Los resultados son especialmente problemáticos sobre las reservas de las que depende California, tanto para la agricultura como para uso humano.

California es el mayor productor agrícola de EEUU y el sexto mayor exportador agrícola del mundo.

Según Noah Diffenbaugh, de la Universidad de Stanford, el oeste de los EEUU muestra una disminución de las precipitaciones de nieve debido al cambio climático.


La nieve se acumula en las montañas y al llegar el deshielo proporciona agua justo cuando es necesaria, por ejemplo para la agricultura.

Si las precipitaciones en invierno son de agua en lugar de nieve entonces se pueden producir inundaciones y además es malgastada.

Pero también se dan estos y otros problemas cuando el deshielo se produce antes de las fechas habituales.

Este adelanto del deshielo se da por culpa del cambio climático.

El problema no son los recursos naturales, no es la gente, sino la codicia de las corporaciones empresariales y las asociaciones entre éstas y los estados con el fin de usurpar los recursos de los pueblos y violar sus derechos fundamentales de vida.
Son los intereses geopolíticos y geoestratégicos, donde el territorio, el lugar, el sitio es preponderante para el dominio territorial.

Ahora interesa más la alianza militar para controlar, privatizar o usurpar recursos naturales estratégicos que den más vida al capitalismo, bajo el dominio de las empresas transnacionales, el comercio internacional, el capital especulativo y otras formas de cooperación que se mueven alrededor de los intereses de la economía capitalista.

La teoría de los EE.UU. es priorizar las relaciones y control en zonas donde las riquezas naturales abundan y que les permita asegurar su funcionamiento como modelo capitalista y base de la industrialización.

Son el principal protagonista de esta nueva guerra en la medida que requieren más del 30% de la energía consumida por la humanidad, incrementándose este consumo con la tendencia industrializadora del capitalismo que día tras día incrementa el consumo de energía.

La usurpación de los recursos de las naciones subdesarrolladas

Las grandes potencias quieren dominar a las naciones pobres de Latinoamérica que tienen gran concentración de riquezas naturales y estratégicas que ellas pretenden controlar.

Donde el velo ideológico no es sino la defensa, mediante el imaginario antiterrorista y que les permitan controlar la energía y el combustible.

Donde hay petróleo hay conflictos.

No importa en qué medida la apariencia de una guerra de culturas aparezca vinculada a las invasiones a Afganistán e Irak (y a la amenaza de una acción similar en Irán), porque la realidad era y es que se trata de guerras por el crudo.

El agua sustento de la vida objeto prioritario para los EEUU

El agua brota como el mayor conflicto geopolítico del siglo XXI ya que se espera que en el año 2025, la demanda de este elemento tan necesario para la vida humana será un 56% superior al suministro actual y quienes posean agua podrían ser blanco de un saqueo forzado.

Se calcula que para los 6.250 millones de habitantes a los que hemos llegado, se necesitaría ya un 20% más de agua de la que disponemos.

Además de esta población es el consumo de energía para desplazar a más de 1.800 millones de autos particulares; asimismo son mayores los hogares que cuentan con televisores, refrigeradores, aire acondicionado, calefacción, computadoras que van consumiendo mayores cantidad de petróleo, agua, gas y elementos de la biodiversidad que ponen a la humanidad en un complejo conflicto por controlar los recursos.

Debemos agregar la industrialización acelerada de China y la India, que demandan cada día mayor consumo de energía y otros recursos como hierro, acero, aluminio, etc.

Debemos destacar la forma de operar en el escenario de la confrontación.

No interesa el territorio, sino el recurso, que puede ser, mineral, hídrico y/o estratégico; humano o poblacional, para desestructurar al enemigo, por lo que el espacio-territorio no es una pieza importante en el ajedrez de la confrontación.

Esta nueva guerra requiere de alianzas, no porque el poderío militar de los EE.UU. esté en decadencia, sino porque en el control de la energía están implicados varios estados que son parte del dominio imperial.

Europa y Asia que no cuentan con recursos estratégicos importantes; EE.UU. cuenta con ellos de manera limitada.

El Medio Oriente posee en la zona del mar Caspio, una gran concentración de recursos naturales, al igual que América Latina.

De ahí que en estas regiones que poseen los recursos, los conflictos están a la orden del día y los provocadores serán las alianzas de las grandes potencias.

Estas alianzas son pieza fundamental en la medida que la sociedad industrial acelera su desarrollo y cada incremento tecnológico abre una válvula más al consumo.

El agua subterránea es un recurso que no es inagotable. En algunos casos, como el de las aguas fósiles de los desiertos, ni siquiera es renovable.

Se puede explotar con sensatez o se puede sobre-explotar sustrayendo un recurso esencial para futuras generaciones. Según un estudio reciente hemos estado haciendo precisamente lo segundo durante las últimas décadas. 

Durante ese tiempo los humanos hemos estado bombeando agua desde el subsuelo a tal ritmo que se corre el riesgo de que nos quedemos sin un recurso del que dependen millones de personas.

En zonas cercanas a las costas la situación es aún peor debido a que la sobre explotación hace que entre agua salada del mar, malogrando para siempre esas reservas de agua.

El agua subterránea se encuentra empapando rocas porosas, como la arena, a profundidades que van desde cerca de la superficie hasta cientos de metros de profundidad, pero su origen es siempre el mismo.

Aunque en este caso existe la ventaja de que el agua de estos acuíferos no se evapora, el agua que contienen sólo puede ser renovada con el agua de lluvia.

Si se extrae más de lo que llueve al final el acuífero se agota.

El agua subterránea no se crea de la nada.

Pero este recurso es esencial para la vida diaria y la agricultura de numerosas regiones de la Tierra, que además explotan corrientes de agua superficiales, humedales y los ecosistemas que en última instancia facilitan la lluvia y la retención del agua procedente de la misma.

Según este estudio, en la actualidad el ser humano está consumiendo tanta agua subterránea que a través de la evaporación y precipitación suponen un 25% anual del aumento del nivel del mar en todo el planeta.

Según Marc Bierkens, de la Universidad de Utrecht y líder del estudio, la posibilidad de que las reservas de agua subterránea se agoten supone un desastre potencial para la agricultura global.

“Si dejas que la población crezca mediante el aumento de campos regados con agua subterránea que no es renovada, entonces correrás hasta, en un momento dado, llegar a un muro que traerá hambrunas y problemas sociales.

Esto es algo que puedes ver desde millas de distancia”, dice Bierkens.

Este investigador y sus colaboradores publican sus hallazgos en Geophysical Research Letters (en prensa al momento de redactar esta nota).

En el estudio se compara la cantidad de agua estimada que se añade gracias a la lluvia y la cantidad que es retirada de los acuíferos para agricultura y otros usos.

Usaron una base de datos existente que contiene información sobre los acuíferos a nivel global y además crearon un modelo para estimar el ritmo al que se añade y retira agua de los mismos.

En este modelo tuvieron en cuenta la exposición a la lluvia, la evaporación y otros efectos y datos reales sobre precipitación, temperatura y evaporación sobre el intervalo de tiempo que media entre 1958 y 2001.

Encontraron que el ritmo al que se explotan los acuíferos a nivel mundial se doblo entre 1960 y 2000, aumentando desde 126 a 283 kilómetros cúbicos de agua al año (de 1,2×1011 a 2,8×1011 litros al año).

Para hacernos una idea se puede calcular que a este ritmo toda el agua de los grandes lagos de Norteamérica desaparecería en 80 años.

Como es difícil calcular la cantidad de agua que hay almacenada en los acuíferos (aunque seguro que es finita) no es posible decir con precisión cuando desaparecerá.

El agua subterránea representa el 30% de todo el agua dulce disponible en el planeta, siendo el agua dulce superficial un 1%.

El resto del agua dulce está “bloqueada” en los glaciares y en los casquetes polares.

Esto significa que una reducción en la disponibilidad del agua subterránea tendría profundos efectos sobre el crecimiento de la población humana.

El estudio muestra que los mayores ritmos de agotamiento se dan en las principales regiones agrícolas, incluyendo noroeste de India, noreste de China, noreste de Pakistán, valle central de California y el medio oeste de EEUU.

Según Bierkens el ritmo de agotamiento ha crecido linealmente desde 1960 a 1990, pero se observa un rápido aumento relacionado con el aumento de la economía y de la población en los nuevos países emergentes, principalmente China e India.

Según se vayan agotando los acuíferos más someros, al final el agua que quede estará a una profundidad que los agricultores no podrán alcanzar nunca más con su tecnología habitual.

Se necesitarán tecnología más caras (y energía) para conseguir agua dulce para la producción de alimentos como por ejemplo plantas desaladoras.

La final toda esa agua que extraemos del subsuelo termina en el mar.

Los autores del estudio estiman que la contribución de esta agua suponen 0,8 mm anuales en el incremento del nivel del mar, es decir, un cuarto del total de ese aumento, que es de unos 3,1 mm anuales, principalmente debido a la fusión de los glaciares provocado por el cambio climático.

Esta contribución es mucho mayor de lo que se creía anteriormente.

No hace falta añadir que todo esto se verá agravado por el calentamiento global, que eleva la temperatura y por tanto aumenta la evaporación y las necesidades de agua.

Los modelos climáticos predicen además que ciertas regiones se verán más afectadas que otras al disminuir las precipitaciones debido al cambio climático. 

El agua es un recurso importante para ejercer el dominio político, se está convirtiendo en una fuente de guerras en la medida en que es privatizada y se transforma en mercancía.

Este líquido nutre a muchas empresas trasnacionales y éstas desvían el agua de los sistemas naturales de drenaje de los ríos.

Alterar el flujo de un río también modifica la distribución del agua, especialmente si eso implica las transferencias de agua entre varias cuencas.

Este producto es ahora un recurso que genera dinero, de ahí que una de las pretensiones que tenía el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) de los Estados Unidos y de las corporaciones transnacionales era provocar las privatizaciones de los recursos hídricos y acelerar la construcción de hidroeléctricas privadas.

El control del agua por los monopolios

En los últimos tiempos, las grandes corporaciones han pasado a controlar el agua en gran parte del planeta y se especula que en los próximos años, unas pocas empresas privadas poseerán el control monopólico de casi el 75% de este recurso vital para la vida en el planeta.

Los gobiernos de todo el mundo -incluido los de países desarrollados- están desviando su responsabilidad de tutela de los recursos naturales a favor de las empresas. Según ellos, para mejorar la provisión del servicio.

Las grandes corporaciones no son muchas. Las francesas Vivendi y Suez (clasificadas en los puestos 51 y 99 respectivamente en el Global Fortune 500 de 2001).

La alemana RWE (en el puesto 53), que adquirió dos importantes empresas de agua, Thames Water en el Reino Unido y American Water Works, en Estados Unidos de Norteamérica.

La intervención privada dio pie, en algunos lugares a un aumento exagerado del costo del agua.

En la Provincia de Tucumán - Argentina- la empresa Vivendi enfrentó la furia popular y en Sudáfrica la empresa concesionada con el suministro no tuvo problemas en cerrar la canilla de un 80% de los pobladores de Alexandra Township por falta de pago.

Como también hay proyectadas variadas obras de infraestructura a lo largo del istmo mesoamericano, incluyendo la explotación de las abundantes provisiones de agua fresca del Petén guatemalteco y del sur de México.

El IIRSA, el más ambicioso de los tres, propone corredores industriales y enormes proyectos hidroeléctricos y de hidrovía por todo el continente suramericano.

Bajo esta lógica, aparecen los planes intervensionistas como la militarización y privatizaciones en el sur de Argentina, el Iguazú, las represas en Centroamérica y la focalización de los ríos que faciliten la interconexión eléctrica entre Colombia y Panamá pasando por el Darién. La compra de tierras con recursos naturales (agua, biodiversidad),

Como también sucede en la India cada río es motivo de importantes y grandes problemas sobre la propiedad del agua y su distribución. También existen grandes conflictos entre Estados Unidos y México por el agua del río Colorado.

Las aguas de los ríos Tigris y Eufrates, que han sostenido a la agricultura durante miles de años en Turquía, Siria e Irak, han sido la causa de varios importantes choques entre esos tres países. Y ambos ríos nacen en Turquía, y son caudalosos en una de las zonas más áridas del planeta.

La guerra entre israelíes y palestinos es en cierta medida una guerra por el agua
El motivo de contienda es el río Jordán, usado por Israel, Jordania, Siria, Líbano y Cisjordania. La agricultura a escala industrial de Israel requiere agua de ese río así como de las aguas subterráneas de Cisjordania.

La Banca fomenta la privatización de los recursos naturales

El Banco Mundial juega un papel clave, fomentando las privatizaciones y prestando dinero para las reformas en el sistema de agua, invirtiendo y finalmente actuando como juez en caso de conflicto entre los inversionistas y los Estados.

Mientras poblaciones enteras no tienen acceso a la salubridad, grandes corporaciones venden agua pura embotellada para subsanar el mal.

Entre 1970, 2000 y 2009, la venta del agua creció incalculablemente. Por ejemplo, en 1970 se vendieron en el mundo mil millones de litros.

En 2000, 84 mil millones. En el 2009 se vendieron quinientos noventa y ocho mil millones de litros de agua

Otro punto importante para el proyecto de dominio de los EEUU es la Amazonía y ya a los niños de las escuelas en el texto de geografía de 6to.

Grado se menciona que está localizada en América del Sur, una de las regiones más pobres del mundo, es parte de ocho países diferentes y extraños, irresponsables, crueles y autoritarios, pueblos de trafico de drogas y además, son pueblos incultos e ignorantes, pudiendo causar la muerte de todo el mundo dentro de pocos años...

Les enseñan que estas son áreas internacionales..., en otras palabras, ellos están preparando a la opinión publica norteamericana, para dentro de algunos años poder apoderarse de este territorio brasileño y de los países limítrofes.

La Amazonía es ambicionada por las tras nacionales

La Amazonía en uno de los ecosistemas más ricos y diversos del mundo cuenta con aproximadamente 7 millones 160 mil kilómetros cuadrados de zona boscosa húmeda, constituye la mayor reserva natural del planeta y sin embargo, peligra.

La cuenca amazónica es depositaria de la mayor extensión de bosques tropicales del planeta (56%) y de una gran variedad biológica de ecosistemas, especies y recursos genéticos.

Hay cerca de un millón y medio de especies conocidas y se estima que pueden ser más de diez millones.

Un leve inventario nos indica la presencia de 50.000 variedades de mamíferos; 20.000 de reptiles, anfibios y aves; 21.000 de peces; 140.000 de vertebrados; 90.000 de invertebrados y artrópodos; 90.000 de plantas inferiores; 270.000 de plantas superiores y 55.000 de microorganismos.

Por el Amazonas y sus más de 7.000 tributarios corren 6.000 billones de metros cúbicos de agua por segundo.

Además es la zona que más oxígeno provee (40% del oxígeno del mundo) y mayor cantidad de carbono capta. Por eso se conoce como el pulmón de la humanidad.

Por esos motivos y es estar ubicado en límites con Perú y Brasil, se ha reforzado el cinturón blindado militar en la región, la cual almacena la siguiente infraestructura Radar y base terrestre en Marandúa, Vichada.

Todo ello es parte del El plan Colombia cuyo costo fue al inicio, de 7.500 millones de dólares, de los cuales: Estados Unidos abonó 1.500 millones, la Unión Europea 1.500 millones y los 4.500 millones restantes es un préstamo a la banca mundial que tiene que hacer el Estado colombiano, la suma de los 7.500 millones de dólares fue aplicada a la guerra interna.

La pugna es entre quienes creen que el agua debe ser considerada un comodín o bien comerciable (como lo es el trigo, el café o el maíz) y quienes expresan que es un bien social relacionado con el derecho a la vida.

El problema es que si bien el agua es un recurso que se da por sentado en muchos lugares, es muy escaso para los 1.100 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, a las que habría que sumar otros 2.400 millones de personas que no tienen acceso a un saneamiento adecuado.

Más de 2.200 millones de habitantes de los países subdesarrollados, la mayoría niños, mueren todos los años de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento adecuado e higiene.

Además, casi la mitad de los habitantes de los países en desarrollo sufren enfermedades provocadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o alimentos contaminados, o por los organismos causantes de enfermedades que se desarrollan en el agua.

 Con suministros suficientes de agua potable y saneamiento adecuado, la incidencia de algunas enfermedades y la muerte podrían reducirse hasta un 75 por ciento. En algunas zonas, la extracción del agua ha tenido consecuencias devastadoras en el ambiente.

La capa freática de muchas regiones del mundo se reduce constantemente y algunos ríos, como el Colorado en los Estados Unidos y el Amarillo en China, se secan con frecuencia antes de llegar al mar.

En China, las capas freáticas acuíferas del norte han descendido treinta y siete metros en treinta años y, desde 1990 desciende un metro y medio cada año. El mar interior de Aral, en Asia Central, ya ha perdido la mitad de su extensión.

El lago Chad era hace tiempo el sexto lago más grande del mundo, en la actualidad ha perdido casi el 90% de su superficie y esta agonizando.

Este recurso es un bien tan necesario que podría pasar a ser objeto de peleas políticas, si se lo observa sólo como un negocio: represas, canales de irrigación, tecnologías de purificación y de desalinización, sistemas de alcantarillado y tratamientos de aguas residuales.

No debe olvidarse el embotellamiento del agua, puesto que es un negocio que supera en ganancias a la industria farmacéutica.

El origen de esta comercialización del agua habría que buscarla en noviembre de 2001, cuando los recursos naturales al igual que la salud y la educación, empezaron a ser objeto de negociaciones en la OMC (Organización Mundial de Comercio).

La meta final es la liberalización de los servicios públicos para el 2005. Esto que suena árido y aburrido, puede simplificarse: lo que hasta ahora era regulado por los estados, pasará a ser mercado de libre comercio.

Dentro de este contexto, existen dos escenarios probables:

Los acuíferos más grandes que se conocen son: Acuífero de Areniscas de Nubia con un volumen de 75 mil millones de metros cúbicos.

Acuífero del Norte del Sahara con un volumen de 60 mil millones de metros cúbicos.
Sistema acuífero Guaraní con un volumen de 37 mil millones de metros cúbicos.
Gran Cuenca Artesiana con un volumen de 20 mil millones de metros cúbicos.
Acuífero Altas Planicies con un volumen de 15 mil millones de metros cúbicos.
Acuífero del Norte de China con un volumen de 5 mil millones de metros cúbicos.


El Acuífero Guaraní

El acuífero posee 132 millones de años. Sus orígenes se remontan a cuando África y América aún se encontraban unidas.

Su extensión tiene las conocidas dimensiones del continente americano: 1.190.000 kilómetros cuadrados, una superficie más grande que la de España, Francia y Portugal juntas. 

Es conocido como el Gigante del MERCOSUR porque este inmenso reservorio de agua pura se extiende desde el pantanal en el norte de Brasil, ocupa parte de Paraguay y Uruguay y finaliza en la pampa Argentina.

Incluso se sospecha que, a enormes profundidades, el acuífero se encuentra conectado con los lagos de la Patagonia. El volumen total del agua almacenada es inmenso.

El volumen explotable en la actualidad es de 40 a 80 kilómetros cúbicos, una cifra equivalente a cuatro veces la demanda total anual de la Argentina.

La investigación sobre el Sistema Acuífero Guaraní (SAG) estuvo, hasta 1997, a cargo de la Universidad de Santa Fe y la de Buenos Aires, de la Universidad de Uruguay y de varias Universidades Públicas Brasileras.

Pero a partir de esa fecha pasó a ser parte de un proyecto financiado por el Banco Mundial y todo se tiño de sospechas.

En la Argentina, a través de un estudio realizado por la periodista Elsa Bruzzone se llegó a una preocupante conclusión:

La presencia del Comandante del Ejército Sur de EEUU, en la Triple Frontera -Brasil, Paraguay, Argentina- la declaración del Departamento de Estado y los rumores de que allí habría terroristas, tienen un objetivo:

El control del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), un verdadero océano de agua potable subterráneo que tiene allí su principal punto de recarga. Brasil, también puso el grito en el cielo, al declarar a través de Aurelio García que: EEUU puso al Banco Mundial y a la Organización de Estados Americanos al frente de un proyecto que busca detectar la magnitud del recurso, asegurarse su uso de manera sustentable, evitar la contaminación y mantener un control permanente hasta cuando lo considere conveniente.

Quienes defienden la iniciativa de la Organización de Estados Americanos aseguran que por falta de dinero en las Universidades, se busco el apoyo de aportes provenientes del GEF, un fondo donde todos los países del mundo ponen dinero para desarrollar estudios y proyectos ambientales.

Se presentó un buen proyecto y este fue aprobado, lo que significa que de alguna manera se están recuperando el dinero invertido en aquel fondo. El Banco Mundial maneja el aporte.

 Es como el operador de cuenta de un banco.

El alcance del problema del agua no sólo apunta al bolsillo de cualquier consumidor, sino que es una estocada al estómago del fundamentalismo de mercado imperante en la aldea global, por lo cual todo tiene precio y con mayor razón lo que es escaso.

La revista Fortune expresó:

El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones.

Sin embargo, 160 gobiernos reunidos en La Haya -Holanda- en el 2000 acordaron definir el agua como una necesidad humana y no como un derecho del hombre. Este derecho no se compra ni se vende.

Si la globalización es empujada para apoderarse de estos recursos, aumentarán las guerras y la globalización se hará más lenta hasta detenerse a causa de las catástrofes ecológicas y de los conflictos por los recursos naturales

Entonces, a todo lo anteriormente expuesto se impone una fuerte diyuntiva en tiempos en que el cambio climático afecta la supervivencia humana.

¿Será apropiado proteger el ecosistema y permitir el desarrollo en una zona, donde la naturaleza y hombres vivan en perfecta armonía?

Las compañías madereras, mineros y explotadores de bauxita, aluminio, metales preciosos, oro, cobre van en busca de sus metas ignorando la necesidad de mantener el equilibrio ecológico y minimizan la cuantía de los perjuicios que ocasionas sus practicas.

La advertencia de las Naciones Unidas acerca de que la creciente demanda de agua potable y de servicios de saneamiento básico exceden hoy la oferta disponible, considerándose además que por primera vez en la historia de la humanidad más de 3 mil millones de personas viven en las ciudades, significa por cierto un llamado de alerta y obliga a todos los países a adoptar enérgicas políticas de protección de sus recursos hídricos. 

El informe de la ONU emitido en razón de que se celebro este 22 de Marzo el Día Mundial del Agua, detalla que unas 828 millones de personas viven en asentamientos urbanos informales, diseminados alrededor de casi todas las ciudades del mundo y que el mayor desafío actual es proveer a esa población de agua potable y de servicios sanitarios.

También destaca que la población pobre paga 50 veces más por un litro de agua de lo que se paga por ese mismo litro en los barrios ricos, debido a que tienen que comprar el agua a vendedores particulares quienes especulan con el preciado líquido.

En el informe pone de relieve que las tasas de fuga de agua de hasta un 50 por ciento son comunes en sistemas de distribución urbanos, y que entre 250 y 500 millones de metros cúbicos de agua potable son desperdiciados cada año en muchas de las megaciudades del mundo.

Para la ONU, la falta de instalaciones de abastecimiento de agua y de adecuadas condiciones sanitarias en las ciudades conlleva la existencia de serios problemas de salud, mientras que inadecuadas instalaciones de servicios sanitarios a menudo son fuente de contaminación del agua potable.

Tales conclusiones, acaso con un menor grado de dramatismo, pero igualmente acuciantes, resultan válidas para describir la situación que se vive en muchas ciudades de nuestro país.

A la incapacidad de los sistemas de provisión de agua domiciliaria para abastecer a toda una ciudad, se le suman las también conocidas insuficiencias de las redes de servicio clocal y de desagües, algo que se traduce en numerosos riesgos de índole sanitaria.

Pero también debe mencionarse la paupérrima tutela que ejerce el Estado sobre los cursos de agua dulce, sean ríos o arroyos, cuyo alarmante grado de contaminación no hace sino agravar la calidad de vida de millones de personas.

Frecuentes derrames de hidrocarburos, napas contaminadas, descontrol en el depósito final de residuos tóxicos integran, entre otros factores, el contexto negativo que acompaña a los recursos naturales.

Unos mil 800 millones de personas vivirán en el 2025 en regiones donde hay escasez total de agua, y dos terceras partes de la población mundial podrán sufrir condiciones de falta de agua, advirtió la FAO.

Ante ese panorama, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destacó que los bosques capturan y almacenan agua y pueden desempeñar una función importante en el suministro de agua potable para millones de personas en las megalópolis del planeta.

Según la FAO, los bosques, por lo general, son una óptima cubierta vegetal para las cuencas de captación que suministran agua potable.

Las cuencas hidrográficas forestales proveen una gran parte del agua que satisface las necesidades domésticas, agrícolas, industriales y ecológicas.

"La gestión del agua y la de los bosques están estrechamente vinculadas y necesitan soluciones normativas innovadoras que tengan en cuenta la índole transversal de estos vitales recursos”, afirmó Jan McAlpine, director de la secretaría del Foro de las Naciones Unidas sobre los Bosques.

Paradójicamente, el hombre, en busca de desarrollo y fuentes energéticas alternativas desplazan a su similar llevándose su patrimonio e identidad (sin olvidar el impacto en la vida animal) y provocan la emigración de pueblos y aldeas completas.

Sumemos la expansión de los buscadores de oro quienes prueban fortuna robando en zonas antes respetadas.

Por eso los pueblos indígenas se han opuesto al deterioro de la Amazonía exigiendo el respecto a su hogar y al planeta.

Para ellos, la relación con la madre tierra es la base de su existencia y la forma adecuada de mantener modos de vida construidos en perfecta simbiosis con las leyes de la naturaleza.

Si la reciente Cumbre de Cambio Climático de Copenhague fue un gran fracaso, corresponde a los pueblos tomar sus propias decisiones por el bien propio y de nuestro planeta.

Afortunadamente, en la mayoría de países a nivel mundial se están consolidando concepciones que apuntan mejorar la defensa del medio ambiente y de la calidad de vida.

Múltiples dependencias estatales diseminadas en las administraciones nacionales, provinciales y municipales apuntan a esos mismos objetivos, como resultado evidente de una creciente demanda social.

De esta participación más activa podrán emerger respuestas satisfactorias al dramático requerimiento que hoy formulan miles de millones de personas. 
El origen del agua terrestre es aún desconocido

Cada vez que termina una década, se la suele etiquetar con algún adjetivo que, en los tiempos que corren, frecuentemente es científico o tecnológico. La década pasada fue, tal vez, la década de la genómica.

Comenzó con el primer borrador de la secuenciación del genoma humano y ha terminado con la secuenciación de los genomas de decenas de especies y con el desarrollo de nuevas y muy potentes técnicas de secuenciación.

No sé qué adjetivo acabará marcando a la década que acaba de comenzar, pero es posible que se convierta en la década de la vida extraterrestre.

¡Cuidado! No hablo aquí de seres inteligentes que viajan en naves espaciales, sino solo de vida, probablemente microbiana.

Y es que la misión Corot, lanzada por la ESA en 2007, y la misión Kepler, lanzada por la NASA en 2009, han descubierto, hasta el momento, 519 planetas extra-solares.

Algunos de esos planetas son rocosos y guardan mayores o menores similitudes con nuestro querido planeta azul.

Por esta razón, y por el avance de la tecnología y el desarrollo de hasta ocho nuevas misiones de exploración exo-planetaria que se iniciarán en la década que ahora comienza, es posible que, tarde o temprano, se descubra un planeta que contenga vida.

Es posible, pero ¿es probable?

Puesto que el tipo de vida que más probablemente puede existir en otros planetas depende de la presencia de agua líquida, para estimar la probabilidad de que un planeta similar a la Tierra contenga vida, primero debe averiguarse cuál el origen del agua sobre nuestro planeta, puesto que, aunque parezca mentira, todavía no lo conocemos.

Dos hipótesis

Como suele suceder con los temas científicos aún no completamente elucidados, suelen barajarse varias hipótesis, frecuentemente conflictivas, para intentar explicarlos.

En este caso contamos con dos bien diferenciadas. La primera mantiene que la Tierra nació húmeda, es decir, con el agua que hoy vemos en mares y océanos, e incluso con la subterránea que no vemos.

La segunda hipótesis defiende que nuestro planeta adquirió el agua gracias a un bombardeo de asteroides y cometas que se produjo solo unos pocos cientos de millones de años tras la formación de la Tierra, y cuyas huellas pueden verse aún hoy en los cráteres de la Luna.

Ambas hipótesis plantean problemas.

La primera sufre de la debilidad de que, en el momento de la formación de la Tierra por agregación de la materia en órbita alrededor del Sol, se estima que la temperatura era de unos 400ºC: el agua estaría vaporizada y, además, la fuerza de gravedad de la Tierra naciente no sería suficiente como para retener el vapor.

Sin embargo, investigaciones recientes indican que algunos minerales supuestamente comunes en la materia inicial que formó la Tierra, como el olivino, pueden retener agua unida a ellos a temperaturas que rondan los 600ºC. Así pues, no está completamente descartado que la Tierra naciera húmeda, al menos un poco.

La segunda hipótesis sufre del problema de que los análisis físico-químicos del agua de los asteroides y de la Tierra indican que ambas son diferentes.

 ¿Cómo puede ser, si el agua es solo H20? Y bien, porque existen tres variedades de hidrógeno: el hidrógeno ordinario, el deuterio y el tritio.

El tritio es radiactivo y desaparece con el tiempo, pero el deuterio y el hidrógeno ordinario son estables y se encuentran en diferentes proporciones en el agua de los distintos cuerpos espaciales.

Se ha comprobado que la proporción de deuterio en el agua de la Tierra y en los cuerpos del cinturón de asteroides que se encuentra entre Marte y Júpiter es diferente, por lo que el agua de la Tierra no puede provenir solo de dichos asteroides.
Una nueva teoría, desarrollada gracias a potentes simulaciones de la formación del sistema solar por ordenador, viene a soslayar este escollo al sugerir que el agua terrestre no proviene de los asteroides del cinturón, sino de cuerpos mucho más alejados, localizados a una distancia similar a la de Plutón o más allá.

Las órbitas de estos cuerpos fueron modificadas por el planeta Júpiter y por su hermano menor, Saturno, en el proceso de su formación y de su migración desde el punto de su nacimiento hasta la órbita que ocupan actualmente.

Así pues, los avances actuales no permiten descartar ninguna de las dos hipótesis que pretenden explicar el origen del agua sobre la Tierra.

Sin embargo, que sea una u otra la más cercana a la realidad es fundamental para estimar la probabilidad de que exo-planetas similares a la Tierra contengan agua y, por tanto, puedan albergar vida.

Si la Tierra nació con el agua que contiene hoy, es de esperar que lo mismo suceda en otros sistemas planetarios.

Si, al contrario, es necesario que se formen planetas gigantes en órbitas similares a donde lo ha hecho Júpiter para conseguir que cuerpos helados lejanos puedan colisionar con los planetas interiores y dejarles su agua, la probabilidad de que esto suceda en otros sistemas planetarios es mucho menor.

El informe publicado en Nature hace unos días es el primero que simultáneamente tiene en cuenta los efectos de la contaminación, de las presas, de la agricultura, de la destrucción de humedales y de la introducción de especies foráneas sobre la salud de todos los ríos del mundo.

El estudio ha sido dirigido por Peter McIntyre de UW-Madison y Charles Vörösmarty del CCNY y combina por primera vez diversos índices de seguridad del agua y biodiversidad de los ríos mundiales.

El resultado del estudio dibuja un panorama nefasto. Los ríos del mundo están inmersos en una severa crisis, estando muchos de ellos altamente degradados debido a la contaminación, mal uso del agua e introducción de especies foráneas.

El 80% de la población humana vive en áreas donde el agua de los ríos está seriamente amenazada. Calculan que debido a esto miles de especies de plantas y animales están amenazados de extinción. 

El estudio es el primero que analiza la seguridad del agua para los humanos a la vez que la biodiversidad.

El agua dulce es el recurso más esencial del mundo y de ella depende la vida humana y la economía, así como la existencia de incontables organismos que van desde los microscópicos a los anfibios, aves y animales terrestres de todo tipo.

A lo largo de milenios el ser humano ha tenido una influencia creciente sobre los recursos de agua dulce. En particular, los ríos han atraído a los humanos y éstos los han alterado con presas, regadíos y otras prácticas agrícolas o ingenieriles desde el advenimiento de la civilización.

En tiempos recientes la contaminación química, la creciente población humana y la introducción, accidental o no, de especies foráneas ha tenido un fuerte impacto sobre los ríos y sus habitantes acuáticos.

Lo que estos investigadores han visto es que cuando se tienen en cuenta todas estas amenazas sobre los ríos se puede ver un síndrome global de degradación fluvial.

Los distintos ríos en diferentes partes del mundo están sujetos a amenazas similares: intensificación forestal, desarrollo industrial, modificación del hábitat…

La contaminación por mercurio, por ejemplo, es un subproducto de la generación de energía eléctrica en plantas térmicas de carbón, que lo arrojan al aire y los ríos se terminan contaminando vía la atmósfera terrestre.

A pesar de que el estudio representa el “estado del arte” en el campo, los investigadores no fueron capaces de tener también en cuenta cosas como la influencia en los ríos de la minería, el aumento de los productos farmacéuticos en el agua y otros factores. Por tanto la situación es porbablemente peor.

Los investigadores se sorprendieron de los altos niveles de amenaza sobre los ríos de EEUU y Europa, pese a los supuestos esfuerzos realizados en las últimas décadas sobre control de la contaminación.

Según explica Vörösmarty lo que estamos haciendo es tratando los síntomas sin solucionar el problema, cuando en realidad sería más efectivo en términos de costes proteger los recursos acuáticos en primer lugar.

Lo más grave es que hay menos agua en primavera y verano, que es cuando más falta hace para la agricultura. Además se produce menos electricidad de origen hidroeléctrico en estas estaciones y el agua para consumo humano o industrial también disminuye.
Desde el punto de vista ecológico los ecosistemas se ven afectados por este cambio de patrón en el aporte de agua, las especies sufren y aumentan los incendios forestales y plagas.

La reserva de nieve es vital para la agricultura y para la gente en muchas partes del mundo. En las localizaciones antes mencionadas vive el 50% de la población mundial. En definitiva, la población del hemisferio norte depende de la nieve como reserva de agua.

De acuerdo a los resultados de este estudio, según el cambio climático se note cada vez más, aumentará la presión tanto sobre el control de inundaciones en la temporada fría como sobre la disponibilidad de agua en la temporada seca.

Esto sucederá en regiones más densamente pobladas del planeta que ya son muy dependientes del agua.

 El efecto ya ha empezado a hacerse evidente desde hace tiempo, según Diffenbaugh.
Este investigador y sus colaboradores usaron modelos climáticos avanzados y datos de las últimas décadas sobre las precipitaciones para predecir el futuro patrón de precipitaciones, acumulación de nieve, etc.

Encontraron que la acumulación de nieve disminuirá en zonas hasta ahora dominadas por la nieve en Norteamérica y sureste de Eurasia.

“Nuestro análisis resalta le impacto potencial del cambio climático si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en la misma trayectoria”, dice Diffenbaugh.

 “Aunque el impacto más importante es probable que se dé a altos niveles de calentamiento global, nuestros resultados señalan el hecho que, si se continúa con las emisiones, en las próximas décadas se reducirá la acumulación de nieve en varias regiones, aumentando el riesgo tanto de inundaciones como de sequías en distintos periodos del año”, añade.

La situación no es mejor en los países en vías de desarrollo, pero según McIntyre la importante (y amarga) lección aprendida por los países más avanzados en este tema debe ser llevada a los que están en desarrollo para así promuevan estrategias de protección de las aguas y de la biodiversidad y que de esto modo no cometan los mismos errores.

Según él, en lugar de invertir miles de millones de dólares en caras tecnologías de remediación se pueden llevar a cabo estrategias de protección.

Según el estudio los ríos que están sometidos a menos amenazas son aquellos donde la población humana es menor.

Los ríos en regiones árticas y en áreas remotas de los trópicos parecen ser los que disfrutan de mayor salud. ¿Por cuánto tiempo?



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