Navidad de 1914 - la tregua de navidad (1°guerra mundial)
En la historia militar, se produjo un hecho sin precedentes en las navidades de 1914, durante la Primera Guerra Mundial.
Estos hechos, convertidos en la actualidad en un mito, apoyan la creencia de que hasta en la guerra se puede sacar lo mejor de los seres humanos.
Aquellas navidades, como seguramente habían hecho todos los soldados a lo largo de sus vidas, iban las tropas alemanas a lo largo de todo el frente entonando canciones típicas navideñas y también comenzaron a colocar sobre el borde de los parapetos árboles con luces.
Por orden del Kaiser, los soldados habían recibido miles de árboles, salchichas, raciones extras de pan e incluso licores. Al otro lado se encontraban los soldados británicos y franceses, que no podían creer lo que estaban viendo, aquellos árboles de Navidad iluminados en las trincheras enemigas.
Eran tantos árboles, que en muchos puntos del frente se veía uno cada cinco metros.
Aquellas imágenes crearon un clima irreal, los soldados aliados se fueron acercando a los alemanes acompañándolos en sus cánticos y pidiendo y cantando otras piezas.
Después de esto, muchos soldados alemanes comenzaron a agitar banderas blancas y salir de sus trincheras. En un principio, los aliados no creían que fuera posible ese encuentro, pero muy pronto se dieron cuenta de que aquel acercamiento de los alemanes no tenía ningún doble sentido, eran sinceros y ese "espíritu de la Navidad" se había apoderado de ellos. Aunque días antes se mataran entre ellos, ahora se encontraban unidos compartiendo lo poco que tenían, como chocolate, alcohol o tabaco y sobre todo, acompañándose unos a otros en el dolor de tener a sus familiares lejos, mostrándose unos a otros las fotografías de sus esposas e hijos.
Aquella confraternización duraría todo el día. Aquel día de navidad, cada bando pudo recoger a sus compatriotas muertos en los combates de días anteriores para darles sepultura, incluso se celebraron ceremonias religiosas conjuntas. Fue tal la unión, que improvisaron partidos de fútbol entre los bandos. Bertie Felstead, fallecido en 2001 con 106 años, pudo dar uno de los testimonios más ilustrativos de lo que aquel día ocurrió. Era el hombre más longevo de Gran Bretaña.
Este anciano recordaba que al atardecer del día de Nochebuena escucharon los acordes de unos villancicos que procedían de las trincheras enemigas, que se encontraban a escasos metros. Aquellos cánticos le transmitieron un sentimiento de esperanza y sobre todo de paz, pero no se producía comunicación entre las tropas. Por la mañana, vio a los alemanes salir de sus trincheras y caminar hacia las líneas inglesas.
Él y sus compañeros hicieron lo mismo y salieron a campo abierto para poder abrazar a sus enemigos, intercambiando cigarrillos y compartiendo muchas cosas, aunque sabían que eso duraría muy poco tiempo.
"Sabíamos perfectamente que aquella situación era irreal, ya que les estábamos felicitando las fiestas ¡a las mismas personas a las que íbamos a intentar matar al día siguiente!". Entonces se les ocurrió jugar un partido de fútbol:
"Fabricaron algo parecido a una pelota y comenzamos a jugar, aunque la verdad es que no se puede hablar de partido porque de cada lado había por lo menos cincuenta soldados y nadie se encargó de contar los goles...".
Frank Richards fué otro testigo de éste truce no oficial. En su diario de la guerra escribió: "Levantamos un pizarrón con 'Feliz Navidad' escrito. El enemigo también levantó uno igual. Dos de nuestros hombres arrojaron su equipo a el suelo y saltaron para afuera de su parapeto con las manos sobre sus cabezas al mismo tiempo que dos de los alemanas hacían lo mismo; los dos nuestros caminaron para encontrarse con ellos." "Se dieron las manos y entonces todos nosotros salimos de las trincheras y así mísmo también hicieron los alemanes." Richards escribió en su relato.
Richards también explicó que algunos soldados alemanes hablaban inglés perfectamente bien, uno de ellos diciendo cuan harto estaba de la guerra y que estaría muy alegre cuando todo terminase. Sus contrapartes británicos estaban de acuerdo.
Esa noche, soldados que hasta ese momento eran enemigos se sentaron juntos alrededor del calor del fuego. Intercambiaron pequeños regalos de sus pobres pertenencias -barras de chocolate, botones, insignias y pequeñas latas de carne de res. Hombres que hasta solamente una horas antes se disparaban a matar estaban ahora compartiendo las festividades de Navidad y mostrándose los unos a los otros fotografías de sus familias.
Aquel fue un hecho realmente sorprendente y queda perfectamente reflejado en las líneas que escribió un fusilero de 17 años llamado Walkinton: "Todo ocurrió espontáneamente, en forma muy misteriosa. Un espíritu más fuerte que el de la guerra prevaleció aquella noche".
Cuando los altos mandos militares se enteraron de lo que realmente había sucedido, dispusieron serias medidas para evitar que se siguiera propagando esa epidemia de fraternidad. La publicidad de guerra de ambos bandos había pintado al enemigo como un conjunto de monstruos capaces de las peores atrocidades. Si seguían dándose la mano los unos con los otros, iban a comprobar que eran buenas personas y eso resultaba peligroso para los grandes poderes que provocaron y que mantenían el conflicto.
¿Pudo la tregua de 1914 haber puesto fin a la Primera Guerra Mundial?
Un sobreviviente, Albert Moren, cree que sí. “Si la tregua se hubiera prolongado otra semana”, asegura, “habría sido muy difícil reiniciar la guerra”. En este caso se habrían salvado casi nueve millones de hombres que morirían antes del Armisticio en 1917.
La tregua navideña de 1914 continuó en algunos sectores del frente hasta el Año Nuevo, y aún después. “tuvimos que dejar que durara todo ese tiempo”, explicó un alemán, en una carta enviada a su casa. “Queríamos ver cómo salían las fotos que ellos nos tomaron”.
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