No podemos darnos el lujo de derramar lágrimas por "lo que pudo haber sido".
Es necesario que convirtamos las lágrimas en sudor a medida que avanzamos en busca de "lo que puede ser"
Hemos de vivir cada momento plenamente, con todos nuestros sentires, y aprender a gozar del aroma del jardín de nuestra casa; a disfrutar de los expresivos dibujos de un niño de seis años; a solazarnos en la encantadora belleza de un arco iris.
Es esta entrega entusiasta y amorosa a la vida lo que hará que nuestra mirada brille, que nuestro andar sera garboso y que se devanezcan las arrugas de nuestra alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario