Consejos para padres:
1 - Escuche a su hijo o hija.
Su hijo necesita saber que alguien en el mundo le cree y le apoya. El acoso no es una situación fácil y genera gran sufrimiento a las víctimas. Su apoyo será de gran ayuda.
Desafortunadamente son muchos los padres que caen en la tentación de negar el problema de acoso escolar de sus hijos o que optan por trivializar su importancia. Sin embargo, el mirar a otro lado ante las señales que deberían alertarnos puede derivar en graves consecuencias para la salud de nuestros hijos y la relación que tenemos con ellos.
Aquellos niños que no se sienten escuchados y creidos por sus padres en materias de acoso pueden terminar ocultando el problema, un problema que a la larga puede generar daños severos sobre la autoestima del niño, así como cuadros de somatizaciones, estrés postraumático, depresión, y en casos más graves conductas autolítica.
Cuando sus hijos les cuenten que viven una situación de maltrato o desprecio en el colegio presten atención a lo que exponen. A continuación les prevenimos para que puedan evitar algunos errores frecuentes.
- No pongan en duda el relato de su hijo.
- No intenten restarle importancia al relato diciéndo que son cosas de niños.
- No le diga que intente hacerse amigo de sus acosadores.
- No le pidan que cambie su forma de ser, o que "trate de integrarse". Seguramente su hijo ya habrá intentado "integrarse" y eso no habrá sido posible.
- No le obligue a asistir a actividades extraescolares como cumpleaños o excursiones si no desea ir.
Si descubre que su hijo sufre acoso escolar informe a los profesores del centro. Hay veces que los centros no saben como reaccionar ante estas situaciones. Nuestro consejo es que informe al centro por escrito de manera que quede constancia de que han tenido conocimiento de los hechos ocurridos.
El centro debe ser garante de la seguridad de los menores que se encuentran en el centro. En casos extremos en que el problema persiste y el centro no toma medidas efectivas puede llegar a ser necesarias medidas como dejar de llevar al niño a clase, cambiar de colegio y/o interponer una demanda contra el centro.
El acoso escolar mina poco a poco la resistencia psicológica de las víctimas. Con el tiempo puede dar lugar a síntomas depresivos, trastorno de estrés postraumático, molestias somáticas, disminución de la autoestima y otros problemas. El daño psicológico puede afectar de manera significativa sobre el nivel de rendimiento escolar. En ocasiones los problemas académicos son reflejo de situaciones de victimización en el colegio.
En ocasiones puede ser encesaria atención especializada para tratar la sintomatología producida por el acoso escolar. Si usted ha notado cambios preocupantes en en su hijo o hija (disminución del rendimiento escolar, miedo a ir al colegio, estado de ánimo depresivo...)a raíz de una situación de acoso escolar consulte con un especialista.
Consejos para profesores y orientadores:
Controlar los niveles de acoso y violencia escolar puede ser a veces complicado, especialmente cuando por falta de medidas preventivas se hayan podido agravar y cronificar situaciones ya existentes.
Es necesario tomar medidas preventivas para evitar el surgimiento de casos de acoso. Para una eficaz prevención del acoso escolar es imprescindible evaluar periodicamente los niveles de acoso escolar con herramientas específicas, debidamente elaboradas, validadas y baremadas. En la actualidad existen diversas herramientas de medición del acoso escolar que permiten evaluar la situación de cada alumno dentro de un centro.
Medir el acoso escolar regularmente tiene una doble finalidad. En primer lugar permite detectar los casos ya existentes para tomar las medidas necesarias de protección de la víctima y sanción de las conductas de maltrato. En segundo lugar, medir tiene efectos disuasores, ya que aquellos niños que frecuentemente actuan de manera violenta reciben el claro mensaje de que sus conductas no son bien vistas por el centro y que por tanto serán sancionadas.
Al contrario de lo que a veces se cree atajar las situaciones de acoso, está al alcance de profesores y orientadores. No obstante es necesaria una firme voluntad para ceñirse a una política de tolerancia cero de la violencia.
Debe primar el derecho de la víctima a ser protegida y los centros educativos tienen la obligación de garantizar ese derecho. La forma de garantizar la protección de la víctima consiste en estar abiertos a detectar y descubrir las conductas de acoso y violencia escolar.
Deberemos escuchar las quejas de los alumnos. No debemos sorprendernos si las versiones de las distintas partes difieren. No es de esperar que los acosadores confiesen sus fechorías. Tampoco a debemos permitir que se nos confunda con justificaciones de las conductas de violencia. La violencia nunca está justificada.
Deberán detectarse por tanto conductas específicas de acoso y violencia escolar y deberán sancionarse esas conductas. Las sanciones transmiten el claro mensaje de que la violencia tiene un precio, lo que desincentivará el uso de esas conductas por parte de ese alumno o de otros.
La reincidencia en conductas de acoso escolar deberá ir seguida de la reincidencia de las sanciones, con el debido incremento de la magnitud de la sanción. Las primeras sanciones serán por tanto de carácter más moderado para ir creciendo en relevancia. Habrá que tomar medidas importantes como avisar a padres de víctimas y agresores de los hechos ocurridos y de las medidas de sanción y protección tomadas. La medida final sería la expulsión permanente del alumno agresor. Esta puede parecer una medida drástica pero en muchos casos será la única forma efectiva de garantizar la integridad de la víctima.
Es imprescindible proteger a la víctima y sancionar las conductas de acoso. Por el contrario, negar al problema o mirar a otro lado puede tener efectos difíciles de remediar.
Los principales motivos por los que hay que evitar mirar a otro lado son los siguientes:
- El acoso puede generar graves daños psicológicos a las víctimas que a veces llegan hasta el suicidio del niño acosado.
- Los agresores aprenden que la violencia no tiene consecuencias y aprenden a comportarse violentamente más tarde en su vida adulta. Distintos estudios han demostrado que un número importante de los acosadores cuya conducta no ha sido sancionada ni redirigida terminan convirtiéndose en adultos violentos y criminales (Olweus, 2011; Temcheff, Serbin, 2008).
- Cuando no se toman medidas aumenta el numero de alumnos que participan de conductas violentas.
- Cuando no se toman medidas aumenta la probabilidad de que el centro tenga que responder a demandas judiciales, indemnizando económicamente a las víctimas.
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